Me he percatado que la información en las redes digitales es muy maleable (elástica, manejable) y puede ser escrita de tal forma que cautive el interés del lector, a tal punto que los cronistas no trepidan en usar una capacidad de seducción en sus escritos que sale de la esfera de la veracidad y entra de lleno a las fantasías, falacias y, derechamente, mentiras.
No se puede desconocer que la profesión de periodismo se funda en una base de veracidad para con lo que es investigado, reporteado y luego escrito; no obstante, la carrera ha sido desmantelada por los efectos de la concentración de los poderes y estos han presionado a los profesionales y los medios a obedecerles en sus necesidades de comunicación.
Hay una sección de profesionales que se han visto con la necesidad de escribir para los públicos que aceptan entretenerse con banalidades, excentricidades y cuanto tema escudriña la vida personal de personas importantes, celebridades, artistas y connotados ciudadanos.
Otra parte se ha visto envuelta en la producción de información empresarial; defensa de los intereses corporativos; adecuación del discurso institucional para con los públicos que se ven afectados por las actividades de la organización y, derechamente, manipulación de la información en favor de la actividad de su empleador.
Lo curioso es que, los más expertos en la materia de la redacción de información fidedigna, también incurren en el factor de error de la averiguación. En estos tiempos, ya es posible manipular un todo de hechos y dejar evidencias para que los profesionales de las indagatorias periodísticas erren, en forma magistral, cumpliendo con toda la rigurosidad posible.
Dado aquello, yo me fijo, pero no puedo dar muchas certeza de lo que fije en los blogs es verdadero o falso; sin embargo, aquello es digno de ser fajado para ser escrutado.
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